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La inteligencia artificial ya no es una promesa lejana. Está aquí, transformando operaciones, automatizando decisiones y acelerando procesos. Pero también está ampliando el terreno de juego para las amenazas cibernéticas.
Desde el Centro de Operaciones de Riesgo Cibernético (CROC) de Nova, vemos un escenario dual: por un lado, las organizaciones pueden usar IA para reforzar su postura de seguridad. Por otro, esa misma tecnología está siendo explotada por actores maliciosos para lanzar ataques más veloces, automatizados y difíciles de rastrear.
¿La solución? No es temerle a la IA, sino gestionar el riesgo que representa, con herramientas y estrategias que estén a la altura.
Una herramienta poderosa… para ambos bandos
La IA tiene el potencial de impulsar la ciberseguridad como nunca. Puede:
- Detectar vulnerabilidades antes de que sean explotadas.
- Analizar patrones para anticipar amenazas.
- Automatizar tareas complejas que antes consumían horas de un equipo humano.
Pero también tiene un lado oscuro. En manos equivocadas, permite desarrollar malware más rápido, lanzar ataques más personalizados y automatizar la exploración de vulnerabilidades a gran escala.
Según Trend Micro, más del 50% de los profesionales de ciberseguridad ya están usando IA para defensa… pero también temen el aumento de ataques potenciados por IA. Y con razón.
¿Por qué aumenta el riesgo?
La IA amplía la superficie de ataque de múltiples formas:
- Se crean más puntos de entrada (API, modelos LLM, integraciones no autorizadas).
- Aparece la “IA en la sombra”, es decir, el uso no controlado por parte de usuarios internos.
- Se dificulta la trazabilidad del origen de decisiones automatizadas.
- Hay incertidumbre sobre la integridad y el entrenamiento de los modelos.
Todo esto se traduce en una mayor exposición, más variables por controlar y un nivel de riesgo que no puede gestionarse con herramientas tradicionales.
¿Qué implica esto para tu organización?
Desde nuestra visión como CROC, creemos que esta nueva realidad obliga a hacer ajustes profundos en la estrategia de seguridad. No basta con agregar una herramienta más al stack. Es necesario:
- Evaluar continuamente la superficie de ataque impulsada por IA.
- Implementar controles adaptativos y marcos de gobernanza (NIST, MITRE, OWASP).
- Integrar la seguridad de IA con procesos ya existentes (IAM, monitoreo, respuesta).
- Automatizar la detección y respuesta con base en datos en tiempo real.
- Capacitar a los equipos en amenazas emergentes relacionadas con IA.
Todo esto requiere visibilidad, contexto y capacidad de acción en tiempo real, justo lo que ofrecemos desde el CROC de Nova.
CROC: una nueva forma de enfrentar un nuevo riesgo
Las amenazas basadas en IA no son un escenario futuro. Son una realidad presente. Y aunque la tecnología cambia, el principio se mantiene: lo que no ves, no lo puedes proteger.
Por eso, en Nova creemos que la gestión proactiva del riesgo cibernético es la única vía sostenible para adaptarse. Con un CROC, las empresas pueden:
- Detectar brechas antes de que se conviertan en incidentes.
- Integrar inteligencia de amenazas en la toma de decisiones.
- Priorizar vulnerabilidades según el impacto real al negocio.
- Responder más rápido y con mayor precisión.
La IA no se detendrá. Pero tú puedes tomar el control del riesgo, en lugar de reaccionar cuando ya es demasiado tarde.
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